Warhol, Pollock y otros espacios americanos

(Hasta el 25 de enero de 2026)

Es bien conocida la fascinación de Andy Warhol por Jackson Pollock, su obsesión por contar con una obra suya en su amplia colección de arte o la relación de su famosa serie de choques de automóviles con el mítico accidente que acabó con la vida de Pollock una noche de agosto de 1956.

Coca-Cola [2], 1961, Andy Warhol, Pittsburgh, The Andy Warhol Museum.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza organiza una exposición que reúne la obra de estos dos nombres clave en el arte del siglo XX, a los que se unen otros y otras artistas que, en ese mismo periodo, replantean problemas relacionados con las nuevas estrategias espaciales. Se trata de dos figuras extraordinariamente complejas, en apariencia muy distintas, pero unidas, como toda una generación de artistas, por sus preocupaciones hacia los cambios en la tradición pictórica, lo espacial o la fascinación por los grandes formatos.

Nubes, 1978, Sol LeWit, Colección particular.
Arcada de bosque lácteo, 1963, Helen Frankenthaler,
Nueva York, Helen Frankenthaler Foundation.

La oportunidad de contemplar estas obras reunidas en las salas de la exposición permite descubrir que ni Jackson Pollock fue siempre un “maestro abstracto” ni Andy Warhol únicamente el artista ocupado por temas banales, de masas, representados desapasionadamente. A medio camino entre lo abstracto y lo figurativo, cada uno a su modo, propusieron revisitar el concepto de espacio, su uso como lugar de ocultamiento y capas; ambos trastocaron la noción del fondo y de la figura, y ambos se centraron en un proyecto que, en sus estrategias pictóricas, les servía como camuflaje. Se trataba en los dos casos de un proyecto hasta cierto punto autobiográfico para unos artistas que trabajaron sobre la repetición, la serialidad y la abstractización como forma de mostrar nuevas formas de mirar en el mundo que les tocó vivir.