Exposición Edward Hopper

(hasta 26-07-2020)

La Fundación Beyeler presenta una colección de obras de Edward Hopper (1882-1967), uno de los principales pintores estadounidenses del siglo XX. Hopper, formado en Nueva York, viajó por Europa (1906-1910) con el fin de perfeccionar su cultura figurativa, pero sin conseguir acercarse a las vanguardias. Por el contrario, a su regreso a Nueva York, se dedicó pacientemente al grabado. Fue solo entre 1924 y 1927 que comenzó a realizar acuarelas y óleos. El éxito fue inmediato. Hopper se convirtió en el pintor de la élite americana entre la Gran Depresión y el New Deal. Los horizontes lejanos de sus paisajes, la banalidad de las oficinas y las habitaciones de hotel, el malestar nocturno de las grandes ciudades están pintados con gran claridad gráfica, pero también con cierta frialdad y desapego. En sus sabias composiciones, Hopper calcula los intervalos entre las figuras, la geometría de las decoraciones, la intensidad de las luces, utilizándolo como medio para lograr un lirismo intenso. Organizada en cooperación con el Whitney Museum of American Art de New York, depositario de la colección de obras más grande del mundo de Edward Hopper, la muestra de la Fundación Beyeler quiere destacar, entre las obras icónicas de Hopper, los paisajes naturales y urbanos de América.

Cape Cod Morning, 1950, Edward Hopper
Cape Cod Morning, 1950, huile sur toile, 86.7 x 102.3 cm. Edward Hopper, Washington, Smithsonian American Art Museum

En sus paisajes, Hopper expresa sentimientos de soledad, de alejamiento. La mayoría de las veces, son vistas anónimas, cuya ubicación geográfica es difícil de situar. Hopper se siente atraído por las habitaciones de hotel, donde los rostros de sus ocupantes expresan sentimientos cambiantes, a veces sin vida, instalados en el vacío de su rutina diaria.

Portrait of Orleans, 1950, Edward Hopper
Portrait of Orleans, 1950, huile sur toile 86.7 x 102.3 cm. Edward Hopper, San Francisco, The Fine Arts Museum

Hopper es considerado uno de los principales representantes del realismo americano por su singular percepción de la vida moderna. El desencanto, la soledad, los grandes espacios, los silencios, las luces de una América provinciana dan a los lienzos de Hopper un encanto profundo, que parece anticipar los escenarios, las situaciones, los personajes cinematográficos. Tanto es así que Wim Wenders, legendario director entre otras películas, París, Texas (1984), es uno de los mayores engranajes artísticos de la exposición. Tender ha dirigido para la ocasión, su cortometraje en 3D, Two or Three Things I Know about Edward Hopper, que se proyecta al final de un hermoso recorrido por obras maestras emblemáticas.