Joaquín Sorolla

(hasta el 01-11-2020)

El Hôtel de Caumont-Centre d’art de Aix-en-Provence rinde homenaje a Joaquín Sorolla (1863-1923), uno de los más grandes nombres de la pintura española del siglo XX. Basada en el naturalismo y bajo la influencia de Bastien-Lepage, su pintura está muy marcada por la constante referencia a Velázquez, a quien Sorolla consideraba su gran maestro. Este aprendizaje se enriquece con una pincelada libre y luminosa, cercana al impresionismo, y con una interpretación increíblemente vitalista e innovadora de la luz y el color. Sus magistrales composiciones, reforzadas por las nuevas posibilidades de encuadre de la fotografía, así como por la influencia del grabado japonés, nos cautivan por su espontaneidad, inmediatez y modernidad. La exposición en el Hôtel de Caumont se basa en varias investigaciones para abordar la forma en que Sorolla construyó su obra, centrándose en tres cuestiones fundamentales: el proceso creativo del artista, las fuentes de los principales temas de su obra y la evolución de estos temas dentro de su producción.

Saliendo del barco, Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 100 x 120 cm, Colección particular.
Saliendo del barco, Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 100 x 120 cm, Colección particular.
El botijo, 1904, Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 151 x 98 cm Colección privada.
El botijo, 1904, Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 151 x 98 cm Colección privada.
Sobre la arena, playa de Zarautz, 1910, Joaquín Sorolla,óleo sobre lienzo, 99 x 125 cm, Madrid, Museo Sorolla.
Sobre la arena, playa de Zarautz, 1910, Joaquín Sorolla, óleo sobre lienzo, 99 x 125 cm, Madrid, Museo Sorolla.

Junto a ambiciosas obras de gran formato, se exhiben pequeños dibujos y bocetos al óleo que arrojan nueva luz sobre su concepto de arte, cuya característica principal es la luminosidad y la espontaneidad. Esenciales en su proceso de trabajo, estos bocetos de pequeño formato permiten a Sorolla definir los temas que explora y probar composiciones o combinaciones de colores. La exposición es también una oportunidad para dar a conocer, a través de la abundante correspondencia del artista y de algunas fotografías suyas y de su entorno, el carácter incansable, casi obsesivo, de su obra, y, para analizar la forma en que Sorolla desarrolló su estilo más personal.