Divinidades menores de la Tierra

Baco (Dionisio)

La Tierra fue llamada la Madre universal, pero en realidad no era una divinidad; nunca estuvo realmente desligada de la tierra real ni personificada. Deméter (Ceres), diosa del trigo y el dios del vino, Baco (Dioniso) fueron las divinidades supremas de la tierra, junto a otras divinidades menores de naturaleza rústica, menos importantes.

Baco, originariamente dios de la fertilidad, es famoso como el dios del vino. Hijo de Júpiter y Sémele, el muchacho nació del muslo de su padre, quien lo había cosido allí después de haber matado involuntariamente a su madre. Confiado al cuidado de las ninfas, también fue educado por los sátiros y por el sabio Sileno.

La difusión del culto de Baco en Grecia iba ligado al desarrollo del cultivo de la vid. En las fiestas en honor del dios participaban las bacantes, también llamadas ménades. A Baco se le representa en muchas ocasiones en compañía de sus acólitos entregados a danzas desenfrenadas, con un pandero o tamboriles en las manos y dominados por la borrachera. Además de las ménades, en el cortejo de Baco aparecen frecuentemente los sátiros, que a veces se acompañan con la flauta, y Sileno a la grupa de un asno. A veces en tan ruidosos cortejos se puede encontrar también Ariadna, consolada por Baco tras haber sido abandonada por Teseo y convertida luego en su esposa. Baco y Ariadna suelen ser representados juntos con su séquito sobre un carro arrastrado por tigres, leopardos o cabras. A ese tipo de representación se le llama Triunfo de Baco. Mientras los primeros animales se refieren probablemente a la difusión del culto de Dionisio en Asia, los segundos aluden a los orígenes del dios, adorado bajo la forma de cabra o toro. La corona de hiedra es uno de los atributos de Baco. En algunas leyendas, Baco es un dios niño como lo representa una conocida pintura del veneciano Giovanni Bellini, y en el Festín de los Dioses.

El triunfo de Baco, 1597-1602, Annibale Carracci, Roma, Palazzo Farnese
El triunfo de Baco, 1597-1602, Annibale Carracci, Roma, Palazzo Farnese

Los tigres conducen el carro de Baco. Junto al leopardo, tales animales aluden a la difusión del culto del dios en Asia. El carro de Ariadna es arrastrado por cabras, animales que evocan el antiguo origen de Baco, cuando el dios se adoraba en forma de toro o cabra.

El mito de Baco tuvo una amplia difusión en Grecia y Roma. Entre las fiestas dedicadas al dios destacan las Grandes Dionisíacas, que se celebraban en Atenas durante la primavera.

Baco y Ariadna, c. 1635, Louis Le Nain, Lens, Museo del Louvre
Baco y Ariadna, c. 1635, Louis Le Nain, Lens, Museo del Louvre
Baco y Ariadna, c. 1691-1694, Sebastiano Ricci, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza
Baco y Ariadna, c. 1691-1694, Sebastiano Ricci, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza

Baco va vestido de pieles de leopardo, uno de los animales símbolo del dios. La diadema de Ariadna, que Baco transformó en una constelación al lanzarla al cielo, es depositada aquí por un amorcillo sobre la cabeza de la joven y se convierte en una corona de estrellas.

Ceres (Demeter)

Deméter, diosa de la tierra y la agricultura en la antigua Grecia, asimilada a Ceres por los romanos fue una de sus divinidades más importantes. Se la recuerda sobre todo en el episodio del rapto de su hija Proserpina, que había tenido con Júpiter. La joven fue raptada por el dios de los infiernos, Plutón, y se convirtió en su esposa. Después de haberla buscado en vano, Ceres conoce por el Sol la verdad. Como la cólera de la diosa provoca sequías en la tierra y se pierden cosechas. Júpiter ordena a Plutón que restituya Proserpina a su madre; sin embargo, la joven ha comido un grano de granada y según la tradición quien quiera que llegue al mundo de los muertos y coma allí, no pude volver al mundo de los vivos. El rey de los dioses ordena entonces que Proserpina transcurra dos tercios del año en la tierra y un tercio en el reino de los muertos. En busca de su hija, Ceres suele representarse mientras ilumina el camino con una antorcha sobre un carro arrastrado por dragones. En honor de Deméter se celebraban cada año en Grecia los famosos misterios eleusinos.

Ceres, c. 1660, Giovanni Francesco Romanelli, Colección privada.
Ceres, c. 1660, Giovanni Francesco Romanelli,
Colección privada

Según Ovidio, durante la larga búsqueda de su hija, Ceres se detiene a descansar en las proximidades de una casa y una vieja le ofrece de beber. Como para aliviar la sed la diosa bebe con gran avidez, el hijo de la anciana Ascálabo, se rie de su ansiedad. Ceres entonces lo convierte en lagartija. En relación con ese episodio la diosa se representa a la entrada de una casa con una copa en la mano mientras el joven la señala riendo.

Ceres y Ascálabo, c. 1605, Adam Elsheimer, Madrid, Museo del Prado.
Ceres y Ascálabo, c. 1605, Adam Elsheimer, Madrid, Museo del Prado
El rapto de Proserpina, 1684-1686, fresco, Luca Giordano, Florencia, Palazzo Medici-Riccardi.
El rapto de Proserpina, 1684-1686, fresco, Luca Giordano,
Florencia, Palazzo Medici-Riccardi

Las historias de Proserpina están descritas en las Metamorfosis de Ovidio: hija de Ceres y Júpiter, es secuestrada por su tío Plutón, dios del inframundo.

Pan: divinidad pastoril

Divinidad de los pastores, de los rebaños y de los bosques, Pan se dedica a la caza y a la música recorriendo los valles de Arcadia. Como divinidad de los bosques era temido por los viajeros, a los que aparecía por sorpresa, provocándoles terror. De hecho, se asociaba con Pan el miedo infinito, y la palabra pánico deriva de esa característica suya. El dios se enamoró de la ninfa Siringa, quien huye de sus argucias. Sin embargo, al llegar a las orillas del río Ladón, la joven se dio cuenta de que no podía proseguir la fuga y rogó a sus hermanas la náyades que la transformaran; cuando el sátiro logró aprehenderla, se dio cuenta que estrechaba entre sus manos un manojo de cañas. El aire, vibrando al interior de las cañas, produjo un sonido suave; el dios decidió cortarlas y unirlas entre sí creando un instrumento musical que, en honor a la joven, se llama siringa.

Pan silbando a un mirlo, 1854, Arnold Böcklin, Munich, Neue Pinakothek
Pan silbando a un mirlo, 1854, Arnold Böcklin,
Munich, Neue Pinakothek

Desde la antigüedad, Pan ha fascinado a los poetas bucólicos (en Francia Marot, por ejemplo). Fue en gran parte gracias a él que Arcadia, su tierra natal, se presentó como un país idílico. Si aparece como el semidiós de los espíritus de la naturaleza en Shelley (Himno a Pan) y en Keats (Endymion), Pan adquiere una dimensión cristiana en Rabelais (Quart Livre) que ve en él al «buen Pastor» de los Evangelios. A menudo fue representado por los artistas junto a Venus y Cupido, para ilustrar la vieja máxima «El amor lo conquista todo», pan, prefijo de origen griego que significa todo.

Pan y Psique, 1886-1887, Edward Burne-Jones, Melbourne, Galería Nacional de Victoria
Pan y Psique, 1886-1887, Edward Burne-Jones,
Melbourne, Galería Nacional de Victoria
Pan y Diana, c. 1597-1604, Annibale Carracci, Roma, Palazzo Farnese
Pan y Diana, c. 1597-1604, Annibale Carracci, Roma, Palazzo Farnese

Pan, divinidad de los pastores y de los bosques, tiene un aspecto mitad humano mitad animal. La siringa (más conocida como la flauta de Pan) es uno de sus atributos.

Pan y Siringa, 1617, Jan Brueghel el Viejo, Milán, Pinacoteca di Brera
Pan y Siringa, 1617, Jan Brueghel el Viejo, Milán, Pinacoteca di Brera

La Ninfa que huye de Pan es Siringa. Pan presenta un rostro en parte humano y en parte animal.

Los Centauros

Se cuenta que los Centauros, seres brutales y groseros, habían nacido de Ixión, rey de los lapidas y de una nube transformada por Júpiter en la figura de Juno. La figura del Centauro enlaza con diversos episodios míticos. Uno de los más famosos es el que narra la batalla contra los lapidas, pueblo de Tesalia, con ocasión del matrimonio de Piritoo. En el banquete de bodas con Hipodamia, el rey de los lapidas, Piritoo, invitó también a los centauros, los cuales, embriagados, adoptaron un comportamiento brutal y bastante insolente, hasta que Eurito (o Erurición) completamente ofuscado por el vino, asaltó a la esposa. Semejante gesto desencadenó una lucha violenta y finalmente los centauros fueron expulsados. Ya desde la antigüedad, el episodio ha sido interpretado como la victoria de la razón sobre los instintos o de la civilización contra la barbarie. El tema del banquete fue muy apreciado por los pintores barrocos, que representaron a Hipodamia rechazando los asaltos de Eurito, mientras en torno a ella arrecia la lucha entre las dos facciones. Algunas pinturas renacentistas como en Palas y el Centauro de Botticelli, colocan a Minerva, diosa de la sabiduría, en compañía de un centauro, considerada la manifestación más baja de la naturaleza humana.

Centauro en un paisaje, c. 1490, Filippino Lippi, Oxford, Christ Church Picture Gallery
Centauro en un paisaje, c. 1490, Filippino Lippi,
Oxford, Christ Church Picture Gallery
Batalla de centauros y lafitas, 1705-1710, Sebastiano Ricci, Atlanta, High Museum of Art
Batalla de centauros y lapitas, 1705-1710, Sebastiano Ricci, Atlanta, High Museum of Art

Mitos asociados con los centauros: Hércules, a la caza del jabalí de Erimanto, mata a algunos centauros; el centauro Neso rapta a Dejanira; el centauro Quirón, educador de los héroes más famosos, como Aquiles y Peleo.

La muerte de Nessus, 1870, Jules Elie Delaunay, Colección privada
La muerte de Neso, 1870, Jules Elie Delaunay, Colección privada

La historia  está tomada de las Metamorfosis de Ovidio (Libro IX): El centauro Neso ayudaba a los viajeros a cruzar el río Eveno. Hércules le pidió que ayudara a cruzar a su esposa Deyanira. En medio de la corriente el centauro quiso abusar de ella. Hércules vio lo que ocurría desde la orilla y disparó una flecha envenenada que le atravesó el pecho.

Los Sátiros

Hijos de Hermes y de las náyades, las ninfas de las fuentes, los Sátiros son criaturas vinculadas al culto de Baco, habitualmente considerados imágenes de la fecundidad. Amantes del vino y de los placeres de los sentidos, acompañan el cortejo de Baco y danzan con las bacantes con el tirso en las manos, racimos de uva y jarras de vino. A veces se les representa bebidos o mientras persiguen a las ninfas. Precisamente a causa de esa peculiaridad, en las alegorías medievales y renacentistas la imagen de los sátiros se ha asociado a la lujuria; además, parece que los cuernos y las patas ciprinas de Satanás tienen su origen en el aspecto de tales criaturas. En el ámbito iconográfico, a los sátiros se les representa mientras observan a escondidas a las ninfas bañándose.

Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros, 1639-1640, Pierre Paul Rubens, Madrid, Museo del Prado
Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros, 1639-1640, Pierre Paul Rubens,
Madrid, Museo del Prado
El suplicio de Marsias, 1616-1618, Domenichino, Londres, National Gallery
El suplicio de Marsias, 1616-1618, Domenichino, Londres, National Gallery

El sátiro Marsias encontró la flauta de Minerva y alcanzó tal virtuosismo que se atrevió a desafiar a Apolo en la maestría de la flauta. El dios salió vencedor, por supuesto, y para castigar a Marsias por su osadía, lo hizo desollar vivo.

Cuenta Esopo en sus Fábulas que un sátiro preguntó un día a un campesino por qué soplaba sobre sus manos frías y sobre la sopa caliente. El campesino respondió que soplaba sobre las manos para calentarlas y sobre la sopa para enfriarla. El sátiro reprobó la doblez del hombre y, tras interpelar al campesino, se alejó irritado. Este episodio alcanzó un éxito especial en la pintura flamenca del siglo XVII.

El campesino y el sátiro, c. 1625, Jacob Jordaens, Budapest, Szépmuvészti Múzeum
El campesino y el sátiro, c. 1625, Jacob Jordaens,
Budapest, Szépmuvészti Múzeum

Las Sirenas

Consideradas generalmente hijas del dios fluvial Aqueloo, las sirenas eran criaturas híbridas que vivían en una isla rodeada de peligrosos arrecifes, frente a las costas de Sicilia. Con su canto hechizaban a los marineros que pasaban por las cercanías, atrayéndolos hacia allí para matarlos. La maga Circe, con la que Ulises vivió durante un año, puso en guardia al héroe sobre las horrendas criaturas, aconsejándole el modo de escapar a su llamada mortal. En otra leyenda, los Argonautas fueron salvados del naufragio gracias a la música de Orfeo (Quirón le había aconsejado a Jason que lo embarcara con él). Cuando el barco Argos se acercó a los lugares temidos, Orfeo tomó su lira para cubrir la voz de las sirenas con su propia música, salvando así a los argonautas. Otro relato cuenta que las ninfas que acompañaban a Proserpina cuando fue raptada por el dios de los infiernos, fueron castigadas siendo transformadas en sirenas por no haber intervenido. En la mitología griega las sirenas son seres con cuerpo de pájaro y rostro de mujer.

Ulises y las sirenas, 1891, John William Waterhouse, Melbourne, Gallery of Victoria
Ulises y las sirenas, 1891, John William Waterhouse, Melbourne, Gallery of Victoria
Las sirenas tratando de atraer a Ulises. Mosaico romano del siglo III, Túnez, Museo del Bardo
Las sirenas tratando de atraer a Ulises. Mosaico romano del siglo III, Túnez, Museo del Bardo

Bibliografía

Hamilton, Edith. La Mythologie, ses dieux, ses héros, ses légendes. Marabout, 1997
Lefèvre, Thierry. 13 histoires pour découvrir les amours des dieux. Somogy, 1998
Bertherat, Marie. Les Mythes racontés par les peintres. Bayard jeunesse, 2000
Impelluso, Lucia. Dieux et héros de l’Antiquité. Éditions Hazan, Paris, 2001
Denizeau, Gérard. La mythologie expliquée par la peinture. Larousse. 2017