Wassily Kandinsky en la Bauhaus

El camino a la abstracción.

A principios de junio de 1922, Wassily Kandinsky llegó a Weimar, donde ingresó como profesor de la Bauhaus, una escuela libre de artes y oficios orientada a dar un conocimiento teórico-práctico de las artes aplicadas, del arte industrial y de la artesanía, fundada en 1919 por Walter Gropius. Durante su estancia como miembro de la escuela, ésta fue trasladada a Dessau, en mayo de 1925, donde Kandinsky permaneció hasta su cierre en 1933. Fueron 11 años en los cuales alternó su trabajo como pintor con sus tareas de profesor y pedagogo. Como pintor, abandonó su fase dramática y más lírica anterior a la guerra por un estilo más constructivo, catalogado por el mismo artista de «periodo frío». Posteriormente, coincidiendo con el cambio de sede de la Bauhaus de Weimar a Dessau, Kandinsky parece combinar la frialdad geométrica con la poética de los colores de etapas anteriores, logrando llegar por este camino a una abstracción romántica. En Círculo azul de 1922, las figuras geométricas y las formas nerviosas abstractas se mezclan, a caballo entre el estilo caótico y perdido de los primeros años en Moscú y el estilo claro y racional de los últimos años. Kandinsky cierra así su paréntesis moscovita y retoma, con un nuevo lenguaje, el camino de la abstracción.

Círculo azul, 1922, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.
Círculo azul, 1922, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.

A pesar de este derrotero simbólico, las obras de esta etapa son cuadros luminosos y acabados, y parecen estar relacionados con la arquitectura, por lo que se ha llamado «época arquitectónica» al periodo de Dessau comprendido entre 1925 y 1933. Como profesor y teórico, Kandinsky desarrolló una muy interesante tarea pedagógica basada en el principio de la síntesis de las artes y la abstracción, perspectiva que tendría como punto culminante su obra escrita Punto y línea sobre el plano (1926). El contacto con el suprematismo y el constructivismo ruso marcó la tendencia abstracta de Kandinsky. En los últimos años de su estancia en Moscú su obra tendió a un racionalismo formal, gracia al cual consiguió una mayor claridad compositiva. Junto a los cursos impartidos, el artista realizó una amplia e intensa actividad en conferencias y exposiciones junto a otros colegas de renombre, como Feininger, Klee y Von Jawlensky.

Cartel de la Bauhaus de Weimar, 1923, Wassily Kandinsky, Colección privada.
Cartel de la Bauhaus de Weimar, 1923, Wassily Kandinsky, Colección privada.
Estudio para el mural de la Exposición sin jurado (Muro A), 1922, Wassily Kandinsky, París, Centre Pompidou.
Estudio para el mural de la Exposición sin jurado (Muro A), 1922, Wassily Kandinsky, París, Centre Pompidou.
Pequeños mundos II, 1922, Wassily Kandinsky, París, Centre Pompidou.
Pequeños mundos II, 1922, Wassily Kandinsky, París, Centre Pompidou.

Weimar: la geometrización de la forma

En su planteamiento, la Bauhaus de Weimar, en tanto que escuela, su objetivo fue desarrollar entre los alumnos la aptitud para aplicar la experiencia artística a los diseños de la arquitectura y de los objetos de uso corriente. Como contrapartida, los cuadros de Kandinsky perdían intensidad expresiva y emocional. Aquellas manchas de color libres en el espacio pictórico se ven sustituidas ahora por impecables líneas rectas que conforman figuras geométricas y perfectos círculos que frenan la expansión cromática. En Composición VIII de 1923, quizás la obra más representativa de la etapa de Kandinsky en Weimar, cálculo, orden, diseño y frialdad define esta pintura, en la que el cuadrado, el triángulo, el círculo y otras figuras geométricas desempeñan un importante papel. La línea ha superado al color, que, contrariamente a las obras del periodo de Marnau, queda ahora supeditado a la forma.

Composición VIII, 1923, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.
Composición VIII, 1923, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.

El clima intelectual que se respiraba en la Bauhaus de Weimar – donde, por ejemplo, en la fiesta de conmemoración del quinto aniversario en 1923, se estrenaron Historia de un soldado de Stravinsky y el Ballet triádico de Oskar Schlemmer -, hizo que la obra de Kandinsky llegara a un automatismo creativo marcado por leyes de análisis intelectual, perdiendo todo poder emocional. La articulación compositiva, así como la gran simplificación y estilización de los elementos y formas de algunas de las pinturas más relevantes de la época, recuerdan en parte a la etapa en que el artista se mantuvo proclive al decorativismo imperante, como en Trazo continuo de 1923, donde una amalgama cromática flota sobre el lienzo.

Trazo continuo, 1923, Wassily Kandinsky, Dusseldorf. Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen.
Trazo continuo, 1923, Wassily Kandinsky, Düsseldorf, Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen.
Sobre blanco II, 1923, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.
Sobre blanco II, 1923, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.

«Todas las grandes épocas artísticas han tenido su doctrina o su teoría, tan evidentemente necesarias (…) en el caso de la ciencia. Esas «doctrinas» nunca pudieron sustituir el elemento intuitivo, poque la ciencia es estéril en sí misma (…). La intuición es, por el contrario, fructífera y emplea el material y los métodos como instrumento para un fin». (Kandinsky)

Tensión suave, 1923, Wassily Kandinsky, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza.
Tensión suave, 1923, Wassily Kandinsky, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza.

En Weimar, la situación política se iba haciendo cada vez más insostenible. En agosto de 1924, se difundió que tanto Kandinsky como su esposa Nina eran de ideología comunista y, por ello, peligrosos. El nazismo empezaba su largo y devastador camino. El 26 de diciembre se disolvió la Bauhaus de Weimar. Sus opositores en el gobierno de la ciudad alemana se habían impuesto a sus amigos y seguidores. Capitularon el arte, la razón y las nuevas ideas ante un poder de mentalidad limitada. Varias ciudades estaban dispuestas a acoger a la nueva Bauhaus, pero la vencedora fue Dessau, con la que se llegó a un acuerdo en mayo de 1925. En la obra de Kandinsky, la frialdad y el orden de los últimos años, potenciados sobre todo por un fondo blanco e inexpresivo, empezó a cambiar hacia 1925, cuando la Bauhaus se trasladó a Dessau. El color fue tomando protagonismo así como la línea curva. A pesar de esto, el pintor no llegaría a transmitir la fuerza y vivacidad de su etapa en Der Blaue Reiter, aunque si se puede ver un intento de poetización de su obra.

Accords opposés, 1924, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.
Accords opposés, 1924, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.
En el azul, 1925, Wassily Kandinsky, Düsseldorf: Kunstamlung Nordrhein-Westfalen.
En el azul, 1925, Wassily Kandinsky, Düsseldorf: Kunstamlung Nordrhein-Westfalen.

Contrariamente al racionalismo imperante en la arquitectura de la institución, Kandinsky abandonó la frialdad compositiva y cromática para avanzar en su obra y en sus concepciones hacia una expresividad más subjetiva.

Amarillo, rojo y azul, 1925, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.
Amarillo, rojo y azul, 1925, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.

La Bauhaus en Dessau

El año 1925 marca un cierto cambio en la vida y la obra de Kandinsky. Durante este periodo en Dessau, que se extiende hasta 1933, año en que se cerrará de forma definitiva la Bauhaus en Alemania, Kandinsky continuó impartiendo sus clases en el marco del curso preliminar, en el que hizo un análisis muy exacto de la esencia del elemento plástico aislado (punto, línea, forma, superficie, espacio y ritmo), y empezó a vivir en una casa pareada, al lado de la que ocuparía su amigo Paul Klee. Ambas viviendas diseñadas por Gropius. Kandinsky fue descubriendo nuevas posibilidades poéticas en el análisis de los colores, humanizando el lado matemático de la pintura y dando calor a la estricta composición de las formas. Entre 1925 y 1928, encontramos obras con títulos tan ilustrativos como Acento en rosa, Estrechamente rodeado o Algunos círculos en las que toda la composición se basa en el círculo. El círculo y los tres colores primarios (rojo, azul y amarillo) sirven al pintor para afirmar que la forma misma, aun cuando es completamente abstracta y mantiene un parecido geométrico, posee su sonido interno. En su libro Punto y línea sobre el plano, Kandinsky asigna diferentes sensaciones a estos tres colores: el azul corresponde al frío; el rojo, al templado, y el amarillo, al cálido.

Acento en rosa, 1926, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou
Acento en rosa, 1926, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.

Kandinsky experimentó una gran fascinación por la sinestesia, es decir, la mezcla de impresiones a partir de estímulos de otra modalidad distinta, que permitiría, por ejemplo, «saborear colores» y «palpar» sonidos. La proyección de la obra es entonces inmensa.

Tres sonidos, 1926, Wassily Kandinsky, New York, Musée Guggenheim.
Tres sonidos, 1926, Wassily Kandinsky, New York, Musée Guggenheim.

El círculo ha sido siempre interpretado como símbolo de la perfección. En la obra Algunos círculos, Kandinsky potencia este simbolismo con la solemnidad del fondo oscuro, dando al lienzo un matiz místico a la vez que cósmico, como si estuviera representando un orden superior. Tal composición dista mucho de la frialdad de su etapa anterior en Weimar. Aquí, el espectador queda atrapado en el cuadro, gracias también a sus grandes dimensiones.

Algunos círculos, 1926, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.
Algunos círculos, 1926, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.

Los intensos estudios de figuras geométricas primarias, como el cuadrado, el círculo o el triángulo, llevaron a Kandinsky a realizar verdaderos experimentos pictóricos en que parece adelantarse casi medio siglo al arte contemporáneo. Un ejemplo sería la obra Cuadrado, que sin lugar a dudas, podríamos incluir dentro del arte llamado cinético u op art, aparecido a principios de la década de los sesenta, muy interesado en la percepción de fenómenos visuales y en la ilusión del movimiento.

Cuadrado, 1927, Wassily Kandinsky, París, Galería Maeght
Cuadrado, 1927, Wassily Kandinsky, París, Galería Maeght.

En 1928, se hacen realidad los sueños del artista de combinar las diferentes artes en una obra total, utilizando términos wagnerianos, como culminación de síntesis artística. En abril de 1928 Kandinsky pudo dirigir en el teatro de Dessau los Cuadros de una exposición de Mussorgsky, su compositor preferido. Apoyado en una iluminación colorista y en figuras abstractas móviles, concibió para las 16 partes de la obra musical unos cuadros animados. Basándose en la partitura, escenificó cada una de las partes según su propio criterio. El ritmo de la música se sincronizaba con las acciones ópticas. De esta manera, sobre la escena logró el pintor la auténtica síntesis de las artes, en la que se combinan música, color y forma en movimiento. Cuadros de una exposición es un magnífico ejemplo de lo que, dentro de las composiciones románticas, se conoce como música de programa o música programática.

Cuadro II, Gnomus, 1928, Wassily Kandinsky, París, Centro Georges Pompidou.
Cuadro II, Gnomus, 1928, Wassily Kandinsky, París, Centro Georges Pompidou.
Figurines pour tableau XVI. Kiev, 1928, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.
Figurines pour tableau XVI. Kiev, 1928, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.

En el período comprendido desde 1926 hasta 1933 por la interioridad romántica y la sustancialidad dirigida hacia el lado cósmico de la naturaleza, aunque no por ello deja de presentarse dentro de la apariencia formal más estricta, pese a que las figuras, cada vez más, se presenten aisladamente como parte de un conjunto y no como un todo equilibrado. El rigor formal nunca está en contradicción con la actitud romántica, motivo por el cual alguno críticos han querido calificar esta etapa kandinskiana como «periodo arquitectónico».

Rosa decisivo, 1932, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.
Rosa decisivo, 1932, Wassily Kandinsky, Nueva York, Guggenheim Museum.
Soft dur (doux dur), 1927, Wassily Kandinsky, París, Galerie Maeght.
Soft dur (doux dur), 1927, Wassily Kandinsky, París, Galerie Maeght.

El contacto entre Paul Klee y Kandinsky durante el periodo de la Bauhaus en Dessau provocó una influencia mutua entre ambos. La obra Hacia arriba constituye un claro ejemplo de síntesis de naturalismo y construcción geométrica. En ella podemos intuir una desconstrucción de un rostro humano a partir de simples figuras geométricas.

Vers le haut (Hacia arriba), 1929, Wassily Kandinsky, Venecia, Museo Peggy Guggenheim.
Vers le haut (Hacia arriba), 1929, Wassily Kandinsky, Venecia, Museo Peggy Guggenheim.

La disolución de una escuela prestigiosa

A pesar del buen clima cultural que se respiraba en la Bauhaus, ésta era, desde 1928, el blanco de la policía reaccionaria del partido nacionalsocialista, para el que fue rápidamente sinónimo de «bolchevismo de la cultura». Tal era el término aplicado por esos círculos reaccionarios al conjunto del arte moderno. El 23 de agosto de 1932, el Parlamento de la ciudad de Dessau, a petición de los nazis, decidió disolver la Bauhaus como institución estatal. El arquitecto Mies van der Rohe, director desde 1930 de la Bauhaus, y el mismo Kandinsky se obstinaron en salvar la escuela, convirtiéndola en institución privada, en Berlín, donde volvieron a reanudarse los cursos en octubre de 1932. Aún el 18 de febrero tuvo lugar una de las brillantes fiestas de la Bauhaus, pero el 11 de abril el régimen nazi, que acababa de acceder al poder, decidió su cierre definitivo, sellando la escuela bajo el pretexto de agitación comunista. Mies van der Rohes intervino, y cupo la esperanza de que el gobierno permitiese su reapertura siempre que la enseñanza aceptase les ideas de los nazis sobre el arte. Entre las condiciones impuestas, había el despido inmediato de Kandinsky. Como tales condiciones era inviables, el consejo de profesores decidió disolver el instituto. Kandinsky emigró a París. Era el otoño de 1933, cuando llegaba a una de las ciudades europeas más representativas del arte contemporáneo del siglo XX. Como un reflejo de los tiempos difíciles que se vivían, los cuadros de este periodo presentan una estructura sobria, disonante y, a menudo, rígida. Sin embargo, la idea de que la tensión entre forma y color y las características emocionales y espirituales de los elementos pictóricos debían responder a un imperativo interior que siempre presidió la obra del artista.

Desarrollo en marrón, 1933, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.
Desarrollo en marrón, 1933, Wassily Kandinsky, París, Centro Pompidou.


Bibliografía

Conil Lacoste, Michel. Kandinsky. Flammarion, 1979
Becks-Malorny, Ulrike. Kandinsky. Taschen. 2007
Triadó Subirana, Xavier. Kandinsky. Tikal. 2009
Hermann, Brigitte. Kandinsky. Sa vie. Hazan, 2009
Fox Weber, Nicholas. La Bande du Bauhaus. Six maîtres du modernisme. Fayard, 2015