La escuela de pintura de Leipzig
La Nueva escuela de Leipzig (Neue Leipzig Schule) es un movimiento de la pintura moderna alemana que hace referencia a un colectivo de artistas contemporáneos que representan la tercera generación de esta escuela y que surgieron en el contexto posterior a la reunificación de Alemania en la década de 1990. El movimiento está formado por artistas que, en su mayoría, fueron estudiantes de la Hochschule für Grafik und Buchkunst Leipzig (Academia de Artes Visuales de Leipzig fundada en 1764) y contaron con el apoyo del marchante Gerd Harry Lybke. Estos artistas pueden agruparse por su habilidad técnica y elementos figurativos que representan los contrastes visuales, económicos y sociales de la antigua Alemania del Este. A diferencia de la primera generación de pintores de Leipzig, la tercera no tiene características ni mensajes claros. En su lugar, los cuadros son una combinación de figuración y abstracción, lo que hace que la creatividad está siempre en primer plano. Los artistas asociados a la Nueva Escuela de Leipzig son: Neo Rauch, Axel Krause, Matthias Weischer, Christoph Ruckhäberle, Hans Aichinger, Rosa Loy, Falk Gernegroß, Tim Eitel, David Schnell, Julia Schmidt, Tilo Baumgärtel. Neo Rauch es uno de los artistas más famosos de esta escuela; sus enigmáticas escenas se oponen a la narrativa o al mensaje dictado por el estilo oficial del realismo socialista.
Axel Krause
Axel Krause (1958) está asociado a la Nueva Escuela de Leipzig y vive y trabaja en esta ciudad. Estudió en la Hochschule für Grafik und Buchkunst de Leipzig de 1981 a 1986, enseñó en esta escuela de 1989 a 1999 y trabajó para la Ópera de Leipzig de 1990 a 1993. Pinta en acrílico y al óleo. Típico de la Nueva Escuela de Leipzig, Krause pinta temas figurativos con elementos misteriosos y surrealistas y utiliza técnicas de collage. En sus interiores, paisajes y figuras, que a veces recuerdan a artistas del realismo americano como Edward Hopper, Axel Krause crea una atmósfera onírica y extremadamente densa. Las obras de Axel Krause se muestran en exposiciones individuales no sólo en Alemania, sino también en todo el mundo.
Rosa Loy
Los cuadros de Rosa Loy (1958) combinan elementos del realismo social con paletas de colores vivos, figuras estilizadas y escenas enigmáticas. Loy utiliza una pintura especial a base de caseína, derivada de la proteína de la leche, para representar paisajes herméticos, inspirados en los cuentos de hadas. La artista elimina a los hombres de sus composiciones para centrarse en la vida cotidiana de las mujeres, pero sus cuadros están impregnados de una amenaza inminente y de una sensación subyacente de autoritarismo. Loy creció en la aislada Alemania del Este. Se convirtió en uno de los pocos miembros femeninos de la Nueva Escuela de Leipzig, un colectivo informal de artistas figurativos del que también formaba parte su marido, Neo Rauch.
Como muchos artistas de la Escuela de Leipzig, Loy trata el mundo de lo familiar y lo transforma en el de lo desconocido. En las composiciones de Loy, al igual que en las de Rauch, los protagonistas resultan ser sujetos incoherentes, ocupados en algún tipo de trabajo o acción que parece simbólica y, si se observa más de cerca, ambigua y socialmente contradictoria. Estas figuras son a menudo indistinguibles del paisaje, parecen cernirse sobre el plano del cuadro y fundirse con las formas y los colores, permitiendo que la figura femenina adquiera una identidad política y estética.
Matthias Weischer
Matthias Weischer (1973) explora las construcciones espaciales a través de una lente no figurativa, pero no totalmente abstracta. Miembro fundador de la Nueva Escuela Alemana de Leipzig, Weischer describe sus cuadros como lugares en los que se encuentran la percepción y la realidad. Sus imágenes de espacios interiores contienen profundidades complejas; los primeros planos parecen lisos y los fondos parecen sobresalir. Weischer construye sus cuadros de una manera casi arquitectónica, colocando capas de pintura transparente para construir muros y decorando los espacios con objetos de catálogos de muebles de los años 50 y salones del siglo XIX. Las obras más recientes del artista son menos figurativas, con objetos que flotan en gradaciones brumosas. Weischer también ha empezado a explorar el papel maché, una técnica en la que la pasta de papel adquiere una calidad escultórica.
Christoph Ruckhäberle
Christoph Ruckhäberle (1972), miembro de la Nueva Escuela de Leipzig, es conocido por sus atrevidos cuadros figurativos de jóvenes bohemios, solos o reunidos para jugar, en diversos estados de reposo. Las formas angulosas, los colores estridentes y los motivos asertivos caracterizan los grandes lienzos de Ruckhäberle, que se inspiran en el realismo socialista, el expresionismo alemán, el cubismo, el pop art y el arte popular. Sus figuras van de lo realista a lo excéntrico, con rostros morados, trajes de tres piezas, peinados tupidos y máscaras de mosaico que hacen referencia a diferentes facetas del ritual contemporáneo.
El cuadro Django de Ruckhäberle es como un escenario teatral, en el que el movimiento de las figuras parece una puesta en escena. Los «actores» revelan sus estructuras esqueléticas debajo de sus coloridos trajes. Detrás de ellos se levantan edificios cubiertos de colores brillantes y motivos que funcionan como los bastidores de un teatro. La práctica del artista está dedicada a la expresión de escenas de periodos transitorios que encarnan la gratificación instantánea, la melancolía y la tristeza.
Las pinturas a gran escala de David Schnell (1971) reflejan las técnicas tradicionales de pintura de paisajes y cuadros a través de una lente geométrica. Schnell utiliza las nociones clásicas de horizonte y perspectiva en el desarrollo de sus cuadros, lo que confiere a sus obras la sensibilidad de las obras maestras del Renacimiento. Pero este tono tradicionalista se ve contrarrestado por formas geométricas de bordes afilados que desordenan los planos pictóricos del artista y dan la impresión de ser disfunciones digitales o destellos de espejo, en contraste con formas más biomórficas. Sus obras funcionan como meditaciones sobre el caos y el orden, las estructuras arquitectónicas y naturales, el pasado y el futuro. Schnell ha realizado numerosas exposiciones en su Alemania natal y en otros lugares de Europa.
