Edward Burne-Jones

Formación artística.

Edward Coley Burne-Jones nace en Birmingham en 1833. A los once años se inscribe en el King Edward’s School, en Birmingham, conocido por su rigor y su severidad y donde se distingue como uno de los mejores alumnos. En esos años se apasiona por el dibujo y sigue los cursos de la escuela local de arte. En 1853 entra en el Exeter College de Oxford, donde contacta con William Morris, de quien se hará amigo inseparable. Juntos se apasionaron por la literatura y la historia medieval, en oposición a la cultura de las máquinas y de la industria, a las que detestaban ya que, según ellos, destruían la belleza y la poesía. En 1854 Burne-Jones lee Pintores Modernos, de John Ruskin, y conoce a los Prerrafaelitas, quedando fascinado por Dante Gabriel Rossetti, quien, teniendo solo cinco años más que él, lo considerará siempre un fiel discípulo; Rossetti lo anima a dedicarse al arte y a que abandone sus estudios en Oxford y además, gracias a sus contactos, le proporciona los primeros encargos importantes. Los temas religiosos, los mitos clásicos y las leyendas medievales constituirán los temas de su producción, que comprende por otra parte numerosos dibujos elaborados por su amigo y colaborador William Morris (vidrieras para las iglesias de Dundee y de Edimburgo) que le procuran la aprobación y el aprecio de la crítica

La boda de Sir Tristan, 1862, Edward Burne-Jones, Bradford Corporation Art Gallery.
La boda de Sir Tristan, 1862, Edward Burne-Jones, Bradford Corporation Art Gallery.

Burne-Jones y los pintores italianos

En 1864, Morris es elegido miembro de la Old Water Color Society, donde expone con regularidad sus trabajos y comienza a encontrar compradores para sus pinturas. En 1871 y 1873 viaja a Italia, donde ya había estado en 1859; el encuentro con los grandes maestros del Renacimiento le permite completar sus formación técnica, y al mismo tiempo le proporciona una gran cantidad de temas y personajes que reelaborará en sus obras. Con ocasión de su segundo viaje a Italia en 1862 siguiendo las sugerencias de John Ruskin, realizó copias de las obras de los maestros de la escuela veneciana, como Carpaccio, Giorgione, Veronese y Tintoretto, de los que supo asimilar el espíritu, la técnica y el lenguaje pictórico. El encuentro con Frederick George Watts, en 1858, y los viajes a Italia, contribuyeron a formar el clasicismo de Burne-Jones. Mientras los otros prerrafaelitas se ciñeron en el medievo, él reelaboró, en clave original y personal, los elementos clásicos, griegos y latinos, obteniendo resultados sorprendentemente modernos.

Pan y Psique, 1872, Edward Burne-Jones, Harvard University, The Fogg Art Museum.
Pan y Psique, 1872, Edward Burne-Jones, Harvard University, The Fogg Art Museum.
El canto de amor, 1866-1877, Edward Burne-Jones, New York, Metropolitan Museum.
El canto de amor, 1866-1877, Edward Burne-Jones, New York, Metropolitan Museum. La música y los instrumentos musicales fueron un tema muy querido por Burne-Jones, y le permitieron expresar su extraordinaria sensibilidad.

El espejo de Venus tiene su origen en una serie de ilustraciones que Burne-Jones hizo para The Earthly Paradise de William Morris. La belleza es el tema principal de esta composición mitológica que representa a Venus, la diosa del amor, rodeada por nueve mujeres en un paisaje rocoso e inhóspito. Con excepción de la figura que alza la vista para mirar a Venus, todas ellas contemplan melancólicamente, como en un trance, su reflejo en la superficie del agua. La elegancia de las figuras testimonia la influencia de los artistas renacentistas, sobre todo de Botticelli, a quien Burne-Jones admiraba particularmente.

El espejo de Venus, 1870-1876, Edward Burne-Jones, Lisboa, Fundación Calouste Gulbenkian.
El espejo de Venus, 1870-1876, Edward Burne-Jones, Lisboa, Fundación Calouste Gulbenkian.

Las figuras femeninas de Burne-Jones, angélicas y diáfanas, pero con una sensualidad un poco turbia, conservan este toque de ambigüedad y de inquietud como si quisieran transgredir las apariencias y acercarse a significados más profundos. El cuadro Laus Veneris le fue inspirado por el poema dramático del mismo nombre de Algernon Charles Swinburne escrito en 1866, basado en la leyenda del caballero poeta Tannhäuser. Comparte el mismo clima de tristeza, sobre todo en los ojos y en la pose lánguida de la reina, enferma de amor. El pintor la representa con suntuosos ropajes de colores cálidos, y en su regazo está depositada su corona. Descansa en su pabellón, el «palacio de la montaña», ante una tapicería muy elaborada, decorada con antiguos relatos de amor y la figura de Venus sobre un carro. Cuatro doncellas sentadas junto a la reina hojean un libro de música y le cantan alabanzas de amor. A través de la ventana abierta, cinco caballeros contemplan la escena.

Laus Veneris, detalle, 1873-78, Edward  Burne-Jones, Londres, Tate Britain.
Laus Veneris, detalle, 1873-78, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.

Burne-Jones: La escala de oro

La realización de la gran tela (277×117 cm) La escala de oro o escalera dorada le llevó muchos años: el artista completó el dibujo en 1872, pero solo comenzó la pintura en 1876, terminándola cuatro años después, cuando fue expuesta en la Grosvenor Gallery. Muchas composiciones de Burne-Jones se nutren de su vasta cultura literaria, y traducen los textos narrativos en forma pictórica. En este caso, en cambio, predominan los elementos decorativos abstractos y formales, tanto que el cuadro recibe también otros títulos. En su reseña en la revista Athenaeum , Stephens anotaba que las jóvenes «no se sabe de dónde vienen, ya que pasan delante nuestro, ni a donde van ni quienes son». También en esta pintura el artista manifestó su amor por la música; Desde el punto de vista estilístico no utiliza colores intensos, como había hecho por ejemplo, en El espejo de Venus, sino que se sirvió de una gama de colores, casi monocroma. La atención del espectador se concentra así en el dibujo y en los pliegues de los vestidos y en la atrevida arquitectura de la escalera. Una famosa modelo profesional italiana posó para todos los cuerpos. Los rostros de las dieciocho jóvenes son en cambio elegidas entre las amigas y familiares del artista.

La escalera dorada, c. 1872, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.
La escalera dorada, c. 1872, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.

Burne-Jones: Astrología

Entre 1863 y 1864, Burne-Jones realizó el cuadro Astrología, expuesto con gran éxito en la Old Watercolour Society, que había acogido al artista como miembro el año anterior. Fue admirado por la critica por sus especiales efectos lumínicos y la transparencia de los colores. La presencia de la esfera en las manos de la joven permite al artista demostrar su habilidad en la representación de la transparencia y de la profundidad. Los signos esotéricos que se consiguen ver en el antiguo manuscrito delante de la joven testimonian el interés de Burne-Jones por la magia y el ocultismo. Además son una reminiscencia de los estudios de literatura medieval que el artista siguió con pasión en la universidad de Oxford. El amor por el arte y el medievo fue su primera pasión juvenil, y guiará su inspiración durante toda su vida.

Astrología, 1863-1864, Edward Burne-Jones, Colección privada.
Astrología, 1863-1864, Edward Burne-Jones, Colección privada.

Burne-Jones: Sidonia von Bork

El cuadro Sidonia von Bork es una de las primeras obras de Burne-Jones que le fue inspirada por la protagonista del popular Sidonia la bruja (1847) del escritor alemán Johann Wilhelm Meinhold, cuento traducido al inglés por Lady Jane Francesca Wilde, la madre de Oscar Wilde. Ambientada en Pomerania en el siglo XVI, la narración de Meinhold trata de Sidonia, una mujer de tan cautivadora belleza que todos los hombres se enamoraban al instante de ella. La seductora lleva una vida de crímenes, junto a su amante, el cabecilla de una banda de proscritos. Burne-Jones la representa como de unos veinte años de edad. Mientras se agarra el collar, reflexiona con malicia sobre que fechoría puede llevar a cabo en la corte de la duquesa de Wolgast, viuda que puede verse en el fondo. La composición está dominada por el vestido blanco y negro, que Meinhold describe como «su mortaja», y que probablemente se basará en el retrato de una mujer del Renacimiento no menos influyente, Isabella d’Este (1474-1539) que se conserva en Hampton Court.

Sidonia von Bork, 1860, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.
Sidonia von Bork, 1860, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.
Sidonia von Bork, 1860, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.

La combinación de belleza y maldad, que encantó sobre todo a Burne-Jones y Rossetti, constituye une fuente para el concepto de mujer fatal que inspiraría la imaginería de los últimos prerrafaelitas y de los simbolistas.

Otra pintura de Burne-Jones basada en una obra literaria es King Cophetua and the Beggar Maid, del poema de Alfred Tennyson The Beggar Maid. El rey Cophetua de Etiopía se enamora de una joven a la que ve mendigando. Se casan y la convierte en reina. Esta obra fue considerada como el mayor logro artístico de Burne-Jones. Los críticos lo elogiaron por su habilidad técnica y por el mensaje que lleva implícito, es decir, el amor es más importante que la riqueza y el poder. Gracias a esta pintura y a sus numerosas reproducciones en gravados, Burne-Jones ejerció una gran influencia en los pintores simbolistas franceses, especialmente en Gustave Moreau y Puvis de Chavannes.

El rei Cophetua y la joven mendiga, 1884, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.
El rei Cophetua y la joven mendiga, 1884, Edward Burne-Jones, Londres, Tate Britain.


Bibliografía

Birchall, Heather. Prerrafaelitas, Taschen, 2010
Morel, Guillaume. Les préraphaélites : De Rossetti à Burne-Jones, P. des Victoires, 2015
Wood, Christopher. Les PréRaphaélites, Bookking international, 1998
De la Sizeranne, Robert. Le Préraphaélisme, Parkstone, 2008
Bade, Patrick. Edward Burne-Jones, Parkstone, 2004