Warhol Unlimited

Paris, Musée d’Art Moderne

Con ocasión de la presentación en Europa, por primera vez, de la serie Shadows (1978/79), el Museo de Arte Moderno de París dedica una exposición excepcional a Andy Warhol en la que se podrán ver más de 200 obras. Esta exposición permitirá valorar la dimensión real de las series en la obra de Warhol, un aspecto ineludible de su trabajo. Las Shadows forman un sorprendente conjunto de 102 telas serigrafiadas por medio de 17 colores diferentes que se despliegan a lo largo de 130 metros. Muestran de manera magistral la capacidad de Warhol a la hora de sacudir los convencionalismos del arte, desde la concepción de sus obras hasta su puesta en escena. Cuando las presentó en 1979, el público preguntaba a Warhol si aquello era realmente arte a lo cual el artista solía responder que durante la inauguración se puso música disco porqué así, expuestas en hilera, parecía la decoración de una discoteca. En esta exposición que se extiende a varias series como las Electric Chairs (1964-1971), las Jackies (1964), las Flowers (1964-1965), o los Maos (1972-1973) el arte de Warhol se presenta como un desafío. La controvertida manera en la que el artista solía poner en escena su propio trabajo es la que legitima todos los interrogantes que puedan surgir en torno a esta exposición. En ella veremos su constante preocupación a la hora de invertir espacio y tiempo para cambiar nuestra percepción. El visitante es invitado a sumergirse en la acumulación de obras de Andy Warhol, en sus Self-portraits (1966-1981), en sus Brillo Boxes (1964), en sus Screen Tests (1964-1966), ver su famosa película experimental de ocho horas de duración Empire (1964), sin olvidar sus espectaculares puestas en escena de los conciertos de la Velvet Underground (Exploding Plastic Inevitable de 1966).

Shadows, 1978-1979, Andy Warhol

Shadows, 1978-1979, Andy Warhol

Criticado tanto como alabado, el artista posee todavía la capacidad de cambiar las expectativas del visitante, y ello a pesar del exceso mediático al que siempre estuvo expuesto. Más allá de su imagen superficial como rey del Pop Art, Warhol nunca cesó de reinventar la relación entre el espectador y su obra, aunque hay que reconocer que acabó imponiéndose como el artista del exceso ya que, sea cuales fueran las formas exploradas, su relación con la obra tiende hacia la abolición de los límites.