Marc Chagall : Maestro de lo imaginario

De Vitebsk a Paris

Marc Chagall nace el 7 de julio de 1887 en Liozna, cerca de Vitebsk ( hoy Bielorusia), en el seno de una familia modesta y numerosa. Su padre trabajaba en una fábrica de salazón, y su madre atendía una pequeña tienda. Ambos profesaban las creencias religiosas de los judíos jasídicos, donde estaba prohibida la representación gráfica de toda creación divina, así que Chagall creció en un hogar donde no había imágenes. Chagall luego de terminar el “jeder” (la escuela elemental judía) pudo asistir a la escuela municipal de la ciudad, cosa que no le estaba permitida a los judíos. Su madre había logrado sobornar al maestro. Este último lo llevó a insistir hasta que su madre lo llevó a una escuela de pintura dirigida por el pintor Iouri Pen. Luego de un tiempo, incapaz de conformarse con la pintura académica que le transmitía Pen, Chagall decide marcharse. En el invierno de 1906/1907, gracias a la ayuda de un abogado y mecenas apellidado Goldberg, había obtenido el permiso que necesitaban los judíos para residir en San Petersburgo, hacia donde el joven Marc marchó con su amigo Víktor Mekler. Tras una breve temporada en la Sociedad de Bellas Artes (1909), decidió que no le agradaba la rígida instrucción clásica que allí recibía y se inscribe en la famosa escuela Swanseva, en una clase que impartía Lev Bakst, un famoso escenógrafo de los Ballets Rusos que, por haber vivido un tiempo en París, se rodeaba de un aura de refinamiento. Fue este maestro quien fomentó el estilo heterodoxo y expresivo de Chagall. Comenzó a hablarle de Manet, Cézanne y Matisse, nombres exóticos a los oídos del joven pintor. De estos primeros años se pueden apreciar en sus trabajos las cualidades artísticas que rebaten el escepticismo y la resistencia familiar. Joven muchacha sobre un sofá (Mariaska), de 1907, Desnudo sentado en rojo o Una casa en Liozna de 1908, La familia o maternidad de 1909 o La Boda rusa, también de 1909 son algunas de sus primeras obras.

Marc Chagall, Una casa en Liozna, 1908
Una casa en Liozna, 1908, Moscú, Galería Tretyakov.

En el otoño de 1909, en uno de sus asiduos viajes a Vitebsk, Chagall conoce a Bella Rosenfeld, la hija de un joyero judío, de quien se enamora. Bella provenía de una familia acomodada, también había nacido en Vitebsk y estudiaba en Moscú, donde se licenció en literatura y filosofía, hará teatro y continuará como actriz hasta 1920. La relación con Bella pasaría a ser con el tiempo una fuente de inspiración para su pintura.

Marc Chagall, Bella con cuello blanco, 1917
Bella con cuello blanco, 1917, París, Centro Pompidou.

Encuentro con la vanguardia (1910-1914)

Muchos jóvenes y prometedores artistas rusos de la época hallaban más resonancia en París que en su propio país. Alexei von Jawlensky, Vassily Kandinsky, todos aquellos artistas que más tarde alcanzarían fama mundial, aprovecharon la oportunidad para conocer el arte moderno en el lugar de su nacimiento. «Solo la distancia que existe entre París y mi ciudad natal hizo que me abstuviera de regresar de inmediato»: así describe Chagall en su memorias su difícil vida, a la que el hijo de provincias no estaba acostumbrado. En efecto, llegado a París en 1910, en el invierno de 1911 comenzó a trabajar en La Ruche, en uno de sus casi 140 estudios, primitivos y sucios, pero baratos. Muchos de sus vecinos eran rusos. Entre ellos se contrata Chaîm Soutine, el huraño obstinado, siempre de mal humor, y judío del Este como Chagall. En La Ruche, además de Soutine, Chagall tendrá como vecinos a Fernand Léger, Henri Laurens, Amedeo Modigliani y los poetas Blaise Cendrars, Max Jacob, Guillaume Apollinaire. Yo y la aldea, el cuadro pragmático por antonomasia del artista en París, fue pintado por Chagall en La Ruche. Al igual que otros títulos, por ejemplo, Dedicado a mi esposa o En Rusia, los asnos y los demás proviene también de la pluma de Marc Cendrars, la amistad más importante de Chagall de sus años parisinos. Chagall se sumergió en el arte, comenzó a recorrer galerías, estudió a los impresionistas en la galería Durand-Ruel, quedó sorprendido por Matisse en el Salon de Otoño y, sobre todo, descubrió a los viejos maestros: «El Louvre puso fin a toda esa indeterminación». Cuadros como La modelo, pintados poco después de su llegada, reflejan su estudio de la pintura clásica francesa. En 1912, Chagall expondrá en el Salon d’Automne y en el Salon des Indépendants en París.

Marc Chagall, En Rusia, a los asnos y a los demás, 1911
En Rusia, a los asnos y a los demás, 1911, París, Centro Pompidou.

El empleo de lienzos usados sirvió a Chagall para demostrar su escasez crónica de dinero; luego sin embargo, se transformó también en un medio expresivo y en uno de los recursos artísticos de los cubistas. El contacto de Chagall con los cubistas se estableció no tanto a través de los fundadores del movimiento, como a través de Robert Delaunay. El cubismo era para Delaunay, y en especial para Chagall, un lenguaje con el cual se podía expresar la magia del mundo, la vida secreta de los objetos más allá de toda funcionalidad.

Marc Chagall, Yo y la aldea, 1911
Yo y la aldea, 1911, Nueva York, Museo Guggenheim.
Marc Chagall, Desnudo tendido, 1911
Desnudo tendido, 1911, Colección particular.
Marc Chagall, De la Luna (La aldea rusa), 1911
De la Luna (La aldea rusa), 1911, Munich, Staatsgalerie Moderner Kunst.

«Un genio dividido como el melocotón», dijo Cendrars de su amigo. Chagall le respondió con su cuadro El poeta. Solitario, está sentado el poeta a una mesa sosteniendo una taza de café en su mano izquierda. Junto a él hay una botella de aguardiente, que se inclina hacia él como invitándolo a beber. El poeta se halla, como si estuviera oyendo los susurros de una musa inspiradora, en un mundo imaginario, sobrenatural; su cabeza, su alma, desprendida del cuerpo, escapa a la retícula de diagonales, que domina el cuadro. Este homenaje al literato de café es uno de los primeros intentos de Chagall de superar la goemetrización cubista de las formas.

Marc Chagall, El poeta (La tres y media), 1911
El poeta (La tres y media), 1911, Filadelfia, Philadelphia Museum of Art.

Guillaume Apollinaire, el creador del concepto «surrealismo» que marcará toda una época y una escuela pictórica calificó el mundo de imágenes creado por Chagall de «Sobrenatural». Incansablemente, intentó organizar para él el foro adecuado para exponer sus obras. Chagall se lo agradeció con su Homenaje a Apollinaire. En el centro de la composición cuya forma circular representa la esfera de un reloj, se hallan Adan y Eva unificados en una sola figura con una manzana en una mano. Al mito andrógino se agrega una dedicatoria en la que se encuentran proyectados apócopes de los cuatro elementos en los nombres de los amigos. Chagall también cifró su propia firma, eliminando vocales y asociando significados cabalísticos.

Marc Chagall, Homenaje a Apollinaire, 1911-1912
Homenaje a Apollinaire, 1911-1912, Eindhoven, Stedelijk Van Abbemuseum.

En la segunda versión de El nacimiento, fechada en 1912, el rígido patetismo de la primera versión, en la que Chagall, buscando un perfil artístico descuidó el mensaje del cuadro, deja paso a la alegría de la anécdota. El comerciante de ganado, fechado también en 1912, representa la armónica sencillez de la vida campesina. La escena rural se ve dominada por metáforas de recogimiento: el potro nonato protegido en el vientre de la yegua, el cordero sobre los hombros de la campesina (una cita del motivo bíblico del buen pastor), el puente sobre el cual el carro rueda apaciblemente. Los recuerdos de la patria cubren el cuadro con el velo idealizador de la pintura de género.

Marc Chagall, El comerciante de ganado, 1912
El comerciante de ganado, 1912, Basilea, Kunstmuseum Basel.

En la primavera de 1914, a instancias de Apollinaire, Herwarth Walden, mentor del expresionismo y editor de la revista Der Sturm, la más importante revista alemana de arte de vanguardia, organiza en su galería berlinesa la primera exposición individual de Chagall. La oferta del renombrado marchante fue como alcanzar la fama internacional. Se debió a una ironía del destino y a la política, que impidió que Chagall tuviera acceso al dinero obtenido con la venta de sus obras en Berlín. La Primera Guerra Mundial postergará durante años la gran carrera. Chagall partió para Rusia el 13 de junio de 1914, con un visado de tres meses, para estar presente en la boda de su hermana y ver a Bella. Muy pronto se cerraron las fronteras y las planeadas semanas se transformaron en ocho años. Chagall había regresado al lugar que evocan todos sus cuadros.

Marc Chagall, París desde mi ventana, 1913
París desde mi ventana, 1913, Nueva York, Museo Guggenheim.

Revolución Rusa 1914-1922

En 1914, Chagall regresó a Rusia esperando quedarse sólo unos meses, pero la guerra le obligó a alargar su estancia. En el Autorretrato que pintó poco después de llegar a Vitebsk, el artista se presenta cambiado en comparación a otro autorretratos: con gesto escéptico, casi misteriosos, mira desde detrás de la planta, dispuesto a esconderse en cualquier momento en ella. Chagall destaca los rasgos suaves y femeninos de su rostro. Es el joven que se empolva con carmín las mejillas, como antes. Esa representación seguramente satisfizo las expectativas familiares y corroboró la imagen de él que había quedado viva, pero sobre todo refleja el temor del artista al reclutamiento en el ejército zarista. Chagall evita aquí toda apariencia de masculinidad y fuerza, que lo habría predestinado a ser carne de cañón para la guerra: un destino que muchos judíos habían corrido antes. Cuadros como el Poeta tendido, en el que Chagall intenta un coqueteo con la inspiración poética, estos cuadros son también conjuro de un mundo intacto, medios para fugarse de la dura realidad de los años de la guerra.

Marc Chagall, Autorretrato con cuello blanco, 1914
Autorretrato con cuello blanco, 1914, Filadelfia, Philadelphia Museum of Art.
Marc Chagall, Poeta tendido, 1915
Poeta tendido, 1915, Londres, Tate Gallery.

El 25 de julio de 1915 Chagall contrajo matrimonio con su amada Bella a la que representará en numerosas pinturas. Ambos tuvieron que soportar numerosas dificultades, en especial los resentimientos de los padres de ella, que habrían deseado un yerno de mejor familia: «Vestida toda de blanco o de negro aparece desde hace tiempo en mis cuadros, como guía de mi arte» (Mi vida, Chagall)

Marc Chagall, Doble retrato con copa de vino, detalle, 1915
Doble retrato con copa de vino, detalle, 1915, París, Centro Pompidou.
Marc Chagall, Ventana con vistas al jardín, c. 1917
Ventana con vistas al jardín, c. 1917, Colección privada.

Marc y Bella se fueron a vivir a San Petersburgo, donde el artista tuvo la oportunidad de confrontarse con las nuevas tendencias. En 1912 ya había participado en la exposición La cola del asno en la que desde París había enviado el cuadro El muerto. Con algo de retraso Chagall retoma el neo-primitivismo de Natalia Gontcharova y Mikhail Larionov de una manera obvia en el cuadro la Fiesta bajo la enramada. Las torpes figuras se hallan como aplicadas sobre un fondo con el que no mantienen relación alguna. El cuadro revela los sentimiento de Chagall en aquel momento.

Marc Chagall, Fiesta bajo la enramada, 1916
Fiesta bajo la enramada, 1916, Lucerna, Colección privada.
Marc Chagall, Sobre la ciudad, 1917
Sobre la ciudad, 1917, Moscou, Galería de Estado Tretiakov.

En 1918, en agosto, Chagall fue nombrado comisario de Bellas Artes en el antiguo «gobierno» de Vitebsk. La Revolución de Octubre no había cumplido un año. Chagall creó inmediatamente una comisión de arte para decorar su ciudad natal en honor al primer aniversario de la Revolución, antes de anunciar la creación de una escuela de arte. Alexander Romm, Vera Ermolaeva, El Lissitzky, Yuri Pen y Kasimir Malevich fueron invitados a dirigir talleres gratuitos. Fue invitado a trabajar en el Teatro Judío Kamerny de Moscú para crear los decorados y el vestuario de las obras de Cholem Aleikhem y los murales para el Teatro de Arte Judío, dirigido por Granovski. Anatoli Lunacharsky, al que había conocido en 1912 durante su primera estancia en París, se había convertido en Comisario del Pueblo para la Educación y la Cultura. Protegió a Chagall hasta el final de su estancia en su país, y le proporcionó un pasaporte para salir de Rusia en 1922 (la amistad de Lunacharsky fue determinante para que Chagall participara en la Revolución rusa). Fue Lunacharsky quien, en abril de 1918, le dio su acuerdo para fundar la academia de Vitebsk, donde las disensiones internas, especialmente entre Malevich y Chagall, explican una de las principales características de la obra del maestro de lo imaginario: su irreductible individualismo, su antidogmatismo, su distancia. El violinista verde, de 1923-1924, es una réplica del mural Musica, una reducción exacta del original en el teatro moscovita.

De París a Estados Unidos

En 1923, Chagall llega a París y comienza a trabajar para el gran marchante de arte y gran amigo de Picasso, Ambroise Vollard, quien le encarga de ilustrar las Almas muertas de Gogol. En 1924 se realiza en París la primera retrospectiva de Chagall y en 1926, se celebra la primera exposición en Nueva York. A partir de la mitad de la década de 1920, las visiones del joven provinciano ruso se habían transformado en un hecho público. No únicamente en su estilo de vida (la familia se había mudado a la Avenue d’Orléans, al apartamento que ya había servido de alojamiento a Lenin), sino también su obra se registraron entonces sutiles momentos de adaptación al gusto de un crecido público. El cuadro Los tres acróbatas es representativo de la presión a la adaptación a la que estaba sometido. No solo el tema, sino también la claridad y la frialdad casi clásicas del cuadro son una clara referencia a Picasso.

Marc Chagall, Los tres acróbatas, 1926
Los tres acróbatas, 1926, Colección privada.
Marc Chagall, El gallo, 1929
El gallo, 1929, Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza.

La ligera sencillez de los cuadros de Chagall es un reflejo del desahogo de su vida privada. Pero pronto se oscurecería su disposición de ánimo. Los ataques fascistas contra el mundo civilizado habían tenido una comprometida respuesta en el cuadro Guernica de Picasso. El cuadro fue la triste atracción de la Exposición Universal de París de 1937. En el mismo año formuló Chagall su propia declaración; contrapuso a la inmediatez de la acusación picassiana una elegía: La revolución no es una respuesta a un hecho concreto, sino un intento de expresar en su consternación su irresistible desazón para con la política. Antitéticamente se confrontan dos posibilidades de interpretación del mundo. A la izquierda, unos revolucionarios asaltan barricadas; sus banderas rojas anuncian con orgullo la victoria del comunismo. La mitad de la derecha del cuadro contrapone a la demanda política de igualdad la libertad de la fantasía humana. Músicos, payasos y animales dan rienda suelta a su exaltada algarabía; una pareja de amantes se extiende sobre el techo de una choza de madera. La unión entre ambas miradas la constituye la figura de Lenin; balanceándose acrobáticamente sobre una mano, indica a los revolucionarios el camino correcto hacia el mundo de las individualidades concretas.

Marc Chagall, La revolución, 1937
La revolución, 1937, París, Centro Pompidou.
Marc Chagall, Los novios de la torre Eiffel, 1938-1939
Los novios de la torre Eiffel, 1938-1939, París, Centro Pompidou.

En la primavera de 1940, la familia se mudó al sur de Francia, donde la distancia física de la Alemania nazi garantizaba cierta seguridad. En su aislamiento de toda vida cultural, bajo el temor constante de ser aprehendido, pasa revista obsesivamente a su repertorio de motivos. Francia, cuyo gobierno había pactado con los nacionalsocialistas, ya no ofrece seguridad a Chagall. El 23 de junio de 1941, Chagall llega a Nueva York. Pese a la distancia de los acontecimientos bélicos, Chagall pinta en los años siguientes variaciones temáticas de sus últimos años en Francia, con un tono básico profundamente melancólico. Los conocidos elementos de su lenguaje pictórico, todas las parejas de amantes, las chozas, los animales, más tarde también los motivos religiosos, determinan siempre en nuevas combinaciones el carácter de sus cuadros. Testimonio de ello son tanto El ojo verde como La Virgen con el trineo y El canto del gallo. Después de la liberación de Europa, Chagall volvió en 1946 por primera vez al Viejo Mundo.

Marc Chagall, El ojo verde, 1944
El ojo verde, 1944, Colección privada.

Obra tardía

En la obra tardía de Chagall, las referencias temáticas de sus cuadros a la cultura de una aldea rusa son sustituidas por motivos de la mitología griega y de la fe cristiana o por vivencias inmediatas de la vida cotidiana. Después de 1947, Chagall tampoco aspira a ser un representante de la vanguardia artística. No solo se distancia de su mundillo profesional, sino que también se retira cada vez más de la esfera pública. En 1950 se muda a una casa en Saint-Jean-Cap-Ferrat. En su obra, confiere funciones pictóricas a las líneas y a las superficies abstractas. Con ello, Chagall se desliga de las ideas cubistas y de Delaunay, que antes le habían influido. A la nueva función pictórica de la forma se agrega ahora en muchos de sus cuadros la liberación de los colores. Chagall recurre, con cierto retraso, a las técnicas de la pintura tachista, que comenzará en 1947 con los primeros drippings de Jackson Pollock. en el cuadro Los puentes del Sena, por ejemplo, la superficie azul no puede ser identificada por completo como un objeto.

Marc Chagall, Los puentes del Sena, 1953, Hamburgo, Hamburger Kunstalle.
Los puentes del Sena, 1953, Hamburgo, Hamburger Kunstalle.
Marc Chagall, El mito de Orfeo, 1977
El mito de Orfeo, 1977, Colección privada.

París, metrópoli artística en la que Chagall tuvo su estudio antes de la guerra, como muchos de sus colegas, Chagall le había vuelto la espalda. La Costa Azul se había transformado en un pequeño Montparnasse: un entorno adecuado para el artista que ya no lo abandonaría. El artista construyó en 1967 una casa en Saint-Paul-de-Vence, con tres estudios, uno para litografías, otro para dibujar y un tercero para pinturas y proyectos monumentales. Como en cada uno de los periodos creativos de su vida, el deseo de Chagall era crear grandes obras y en su obra tardía fueron, junto a algunas litografías (ilustración de la Biblia en 1957 y Dafnis y Cloe en 1961), sobre todo pinturas murales monumentales, vitrales, gobelinos y mosaicos los que desafiaron su fuerza creativa.

Cúpula de la Ópera Garnier de París, detalle, 1962-1964
Cúpula de la Ópera Garnier de París, detalle, 1962-1964, Marc Chagall.


Bibliografía

Metzger, Rainer. Chagall. Taschen, 2016
Denizeau, Gérard. Les plus belles œuvres de Chagall. Larousse. 2013
Goldberg, Itzhak. Chagall. Citadelles & Mazenot. 2019
Collectif. Marc Chagall, du noir et blanc à la couleur 1948-1985. Hazan, 2018
Selezneva, Ekaterina. Chagall entre ciel et terre. Fondation Pierre Gianadda, 2007